qué se te pasa por la cabeza?

Cuando de adulto ves algo que habías visto de niño te das cuenta de que sí eras tan inocente como se dice de los críos... De repente descubres coñas donde no veías más que frases sin sentido, juegos de palabras, y los bares de miedo del barrio resulta que son bastante terroríficos, pero no porque sean de temática gore (bueno, puede que un poco se acerquen). LLamar bar de miedo a los putis de la calle Rentería fue un buen recurso de mi madre, anduvo rápida el día que mi hermano Fer quería entrar a ver qué escondían esos bares de luces rojas con señoritas (o señoras de edad avanzadilla en su mayoría) en la puerta fumándose el cigarrito ¿De después?...

Mi peli preferida era Dirty Dancing... pues no sé cómo comprendía la película si no captaba algo tan esencial como que una de las actrices se quedaba embarazada y le practicaba un aborto un médico chungo. Yo entendía cualquier cosa menos eso. Y así una y un millón de películas, capítulos de series o momentos televisivos. Me gustaría regresar con la mente de ahora y entender a un mismo tiempo lo que comprendía y la realidad, me echaría unas risas seguro comparando los desfases de guión real y el captado por mi mente infantil allá por los 90's.

Y en los 90 es la época en la que más cola caos he tomado en mi vida. El otro día comprobaba que hay mil maneras de prepararse un cola cao. Procedimientos, texturas, tamaños y tonalidades, nunca me lo había planteado, pero cada cual lo hace de una manera. No sé por qué pero no me gusta el cola cao si lo hago calentando la leche primero y echándoselo sin más, tengo que hacer una "masilla" con él y un pelín de leche y luego ir agregando la leche mientras remuevo, y negro muy negro (esto ya desde pequeñita, doy fé con la foto).

Antes de despedirme por hoy tengo que comentar mi descubrimiento del día, hoy he entendido una de las razones por las que no me vienen ideas para escribir, y es que las musas me sonrieron con sonrisa de Risi un día allí por febrero dándome toda la imaginación del mundo para inventar una historia que algún mes después tendría que calificar de mentirijilla piadosa, y que en ese momento fue lo mejor que se me ocurrió para que después pudiera desencadenarse lo mejor que podía pasarme.