martes, 23 de marzo de 2010

Las nubes no me dejan pensar....




Dos entradas un mismo día... Puede ser bien interpretado como una sobrecarga en mi red emocional.
A veces me siento tan pequeñita que me asusto. Tan mínima ante lo grandes que son las cosas que siento!

Quiero controlar los actos de los demás y no puedo... creía que esto ya lo tenía aprendido, que lo asumía, pero me cuesta. Me cuesta dejar a los demás que vivan y hagan a su forma, no tener un mando a distancia que les diga qué y cómo hacer... que no vean lo que yo veo,... que no confíen en lo que yo confío, que no sientan como yo siento.
No hay decisión fácil, lo decía el otro día y me reitero. No me gusta renunciar, supongo que no le gusta a nadie eso de renunciar a algo que desea.

Las personas somos tan complicadas a veces... nos complicamos mucho la existencia, creamos mitos en nuestra cabeza, hacemos de las cosas bonitas algo pesado difícil de llevar. Cargamos con fantasmas del pasado, con lastres que nos dificultan el camino.
Y sería tan fácil tirar el saco con el que cargamos y simplemente caminar...
¿Caminas conmigo?

Yo te doy la mano, pero necesito que tú me la tiendas, que creas en mí.

No soy algo eterno, si no coges esta mano que te ofrezco, voy a desaparecer, y ¿Qué sentirás tú? Ese pedazo de lastre que arrastras ¿Compensa de verdad? ¿Deseas lo que podrías perder por no arriesgar? Puede que tal vez no deseemos algo lo suficiente como para lanzarnos a caminar con alguien,....da miedo que los fantasmas y miedos salgan del saco...
Todos sentimos miedo, todos nos asustamos cuando nos encontramos de frente con algo que nos recuerda a lo que tanto daño nos hizo tiempo atrás. Pero el pasado no vuelve, está allí... en su sitio, en nuestra memoria sí, pero no se reproduce. Podemos cometer errores ya cometidos, o verlos y no repetirlos. Las personas con las que nos encontramos además son otras. No son las mismas con las que en un pasado nos aventuramos a caminar... con quien tropezamos tantas veces. Puede que volvamos a equivocarnos, somos humanos, pero tenemos que darnos la opción.

A mí me apetece vivir. Sin intentar mover grandes columnas de piedra ni cargar con kilos de malas experiencias que no hacen más que limitarnos el presente.
No hay presión, hay elecciones que no se pueden tomar con la cabeza, pero, a ver quién es el listo que se la quita para decidir!

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