sábado, 26 de junio de 2010

dissabte a la nit

Sábado, sabadete, son las 12 y media de la noche y estoy en la cama. Estoy de un fiestero que habrá que pararme los pies... Mejor los pies ni tocármelos que hoy puedo morder si alguien tiene el valor de hacerlo, o de pisarme; porque trabajar mucho no he trabajado, pero mis horitas en pie me han tocado, y sin curro que hacer estar quieta de pie tiene su miga. Mi circulación es genial, tan genial que en invierno (y no tan invierno) mis pies son de un tono semi lila que asusta... y en verano las manos y ellos mismos se me inflan... y claro, en verano y sin aire acondicionado, con los zapatos y de pie sin andar, pues imaginémos qué bien me hacían los zapatos... ahora mismo no quiero ni oír hablar de ellos.


Este medio día después de comer hubiera matado por haberme podido quedar durmiendo plácidamente, pero misterios de la vida, ahora que puedo hacerlo y aún sintiendo un sopor considerable es cómo si me resistiera a hacerlo, en cuanto publique esto cierro el portátil y me rindo a mi cama, no puede ser que siempre quiera lo que no tengo incluso sabiendo que quiero lo que tengo... no puedo ser tan cabezona de joderme el ratito de dormir!


Desde la tienda en la que trabajo se ve un coche que está de exposición en el centro comercial... un coche normal, nada extraño que llame la atención, ningún artilugio estrafalario, un utilitario como otro cualquiera.... observo desde mi mostrador y no puedo dejar de preguntarme qué es lo que ven todos los hombres que paran, revisan el coche por fuera y luego se asoman a la ventanilla con las manos tapando los laterales de los ojos, como si dentro fueran a encontrar algo que jamás hayan visto... y se tiran rato, mucho rato. Algunos incluso se sacan las gafas del bolsillo y miran el vehículo con ellas puestas, de verdad que no llego a comprender cual es la atracción brutal de ese Honda sobre todo hombre que pasa a su lado. Comprendería un vistacito de pasar el rato, una mirada de: a ver qué hay ahí; pero no esos repasos minuciosos que le pegan los señores que pasean por Urbil. Nadie compraba hoy, era sábado 26 de Junio, día internacional de mirar el coche aparcado frente a Calvin Klein. ¿Para qué comprar un bikini si no tengo vacaciones? Mejor mirar el coche que tampoco podré comprarme... de ilusiones se vive, y mucho mejor: mirar el coche es gratis. Aunque como los dueños de Urbil se percaten de que tiene más adeptos que cualquier tienda puede que cobren entrada para acercarse y pase VIP para mirar por sus ventanillas, ya se sabe que cuando de pasta se trata...


Y ahora sí, voy a cerrar ventanas, apagar luces y tumbar la cabeza en la almohada, procuraré no repetir los sueños de las dos ultimas noches, que no sé si prefiero el susto de una infidelidad en un campo de fútbol de barrio o verme pasear una sillita con mellizos rubios vestidos de la selección alemana... (si se trata de cómo lo paso en el sueño, que se repitan los mellizos, que en el momento del dreaming estoy super happy, eso sí, que al despertar hayan desaparecido o desearé dormirme for ever)

2 comentarios:

  1. y vamos que el coche es un hyundai... otra demostracion del aburrimiento de la clientela de los centros comerciatas en dias de mucho calor y playa...

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  2. qué se hace en un centro comercial un día de sol y calor viviendo en Donosti, dónde los días así escasean... corred todos a la playa, al monte o a tomar una cerveza... pero no a URbil a mirar el coche de la entrada...

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