lunes, 21 de junio de 2010

Y más fútbol...

Hoy es otro día más de esos en los que no sé que escribir... Puedo alegrarme de no haber escrito estos días a cerca de mis estados de ánimo, pues hubiera vuelto loco a cualquiera que hubiera intentado comprender el sube y baja.

Hoy se ven rayitos de sol, casi había olvidado lo que era mirar por la ventana y no pensar: ¡Que asco de lluvia!

También es hoy el día en que pones la tele y todo el mundo sabe de fútbol, todo el mundo vive por el partido de la selección en el mundial... todos saben qué jugadores hay que poner o quitar para ganar y dónde debe ponerlos el entrenador. En fin! que todos sabemos de todo cuando no tenemos la mínima opción de tener que demostrarlo. Yo que no soy capaz de ver un fuera de juego por mucho que haya entendido la teoría no tengo ni la tentación de hacer de fútbol-entendida, por eso me aburro tanto en el 80% de las conversaciones durante el Mundial.




Cuando veo la emoción de la gente al ver ganas a sus equipos, la pasión que le ponen a ver partidos, las ganas con las que esperan a que llegue el día en el que juegan los clubes por los que suspiran... me entran ganas de sentirme así, querría sentir esa emoción por algo, aunque no llegue a comprender del todo ese amor a unos colores me intriga cómo es llenarse de esa ilusión. Con el ascenso de La Real noté una emoción incipiente, un blanquiazulamiento de mi sangre por unos instantes,... un comienzo de carne de gallina en el momento en que los jugadores hablaban en medio de un Anoeta repleto de realistas (de los cuales probablemente la mitad fueran del barça meses atrás), luego vino la avalancha de camisetas de La Real, Los metros de banderas en los balcones y Real y más Real en las horas sucesivas en la tele, y se me pasaron las ganas, no conseguí mantener la ilusión... por más que me empeñe, no soy una seguidora de ningún equipo, y no llegaré a implicarme como los que me rodean.




Esto implica que tampoco me tocarán mosqueos irracionales cuando "mi equipo" pierda, luchas constantes contra quien ve una mala jugada de mi equipo en lo que yo veo un error ajeno, un mal árbitro, o un ataque sucio del contrario. A mí solo me toca vivirlo de cerca y aguantar los mosqueos de mis allegados cuando pierda el Madrid, o el Barça, que ahora tengo cerca a las dos aficiones... Dicen que es duro ser aficionado... más duro es ser hermana, hija o novia de futbolero. Aguantar partidos en la tele día sí día también, miles de vídeos en Gol TV, conversaciones en la mesa, en la sobremesa, en la sobre-sobremesa...




En mi casa se respira fútbol, no tengo aliados contra él en mi sofá. Es el fútbol quien decide qué se ve, cuándo se come, dónde se cena, si mi hermano estará o no de buen humor. Solo queda resignarse a su fuerza, emigrar a mi habitación con el ordenador, y asomarme de vez en cuando y según el partido para empaparme un poco de la ilusión que aporta; de vez en cuando reconozco que me dejo contagiar de la emoción futbolera, pero poco eh.

2 comentarios:

  1. hayyy, que majicos estan los dos niños vestidicos del madrid,jejeje

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  2. Fútbol, fútbol, fútbol...
    Y yo reconozco que me gusta el mundial y sus partidos.
    Sin exceso de pasión, sin morderme las uñas y sin lágrimas cuando uno u otro pierden.
    No entiendo esos llantos, gritos y desgarramientos del alma por unos colores, por unos multimillonarios que no tienen otra santa cosa que dejarse el pellejo para hacer goles o evitarlos.
    En fín.

    Pasión futbolera que ojalá pudiera canalizarse con la misma fuerza para misiones más productivas para el bien común.

    ¿Puedo imaginarme a esa masa de camisetas blanquiazules gritando a la vez otras consignas?

    ¡Va a ser que no!

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