jueves, 1 de abril de 2010

A VECES ME GUSTARÍA NO SENTIR, SER UNA PARTE MÁS DE LA CAJA


Hoy ha pasado una cosa en mi trabajo que me ha hecho sentirme tremendamente mala. Una mujer mayor ha venido a devolverme unas gafas de sol porque a su hija no le habían gustado, pero claro, sin ticket.... y las etiquetas arrancadas. Y yo señora, mal que me pese, no puedo hacerle esa devolución. La mujercilla no hacía más que repetirme que ella se había dejado el ticket en la tienda, que lo habríamos tirado o que tal... y yo me sentía como la más cruel entre las crueles dependientas negándole la devolución (que realmente no podía hacerle). Me he sentido malvada ante una señora mayor, y me ha entrado una cosilla de estar timándola, cuando nada más lejos en realidad.


Cuanto más miraba a esa mujer, más pensaba en la bronca que le habrá echado su hija por llevarle esas gafas tan tremendamente feas, y la señora con toda su buena intención habrá pensado que le molaría eso "tan moderno".


Me recordaba tanto a mi abuela, a la de veces que le habrán colado cosas diciéndole que "es lo más moderno", y encima a saber a qué precio...


Mi interior me decía: hazle la devolución, si luego te echan la bronca que te la echen. Pero me he parado y he dicho, no, Leire, no le estás timando, deja de sentirte como si le engañaras.... Y no, Leire, no es tu abuela, deja de sentir que la defraudas a ella...

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