martes, 3 de agosto de 2010

No sé si sería mejor que exigiéramos a los demás como nos exigimos a nosotros mismos o todo lo contrario. Muchas veces somos muy duros con nosotros, quisquillosos e incluso malos, y permitimos al resto que nos hagan lo que nunca jamás nos "auto"-permitiríamos. Sin embargo hay gente que es todo lo contrario y pide los otros lo que a sí mismos ni se sugieren en broma. Encontrar el término sano de permisividad ¿Es posible? Duda que ni mucho menos resolveré hoy y calculo que no ocurrirá proximamente.

Yo he formado parte de ambos bandos, no a épocas sino simultaneando maneras. Hay momentos en los que me he cebado conmigo misma mucho más de lo que me permitiría hacerlo con cualquier "enemigo", he tratado de convertirme en lo que no era creyendo que eso sería mejor, me he presionado muy duramente sin motivo ninguno... Otras veces soy consciente de haber mirado a alguna otra persona con ojos de juez, de miembro de la Santa Inquisición, que he esperado de esas otras personas más de lo que yo ofrecía o simplemente lo mismo que yo ofrecía sin aceptar que es mejor no esperar nada del resto. Mejor sorprenderse por lo bueno recibido que decepcionarse por la ausencia. Es muy fácil de decir, pero es algo que no se aprende y siempre se espera que te respondan de cierta manera, casi nunca hay una grata sorpresa... (tengo en cuenta que muy probablemente yo sea esa decepción para otra persona cuando me encuentro en el otro lado)



Sin terminar de resolver la incógnita del primer párrafo y sin haber sacado ninguna deducción pienso que lo mejor es irme a la cama. Es muy tarde y ya no soy capaz de hilar tres palabras sin tener que borrar la frase por inconexa.

GABON!

2 comentarios:

  1. quién te quiere más que tú?
    no será muy bien pero deberíamos alabar más a la primera persona del singular...

    ResponderEliminar
  2. No todos medimos por el mismo rasero asi que posiblemente nunca resuelvas la incognita. Un besazo enorme

    ResponderEliminar