viernes, 19 de agosto de 2011

Tranquilidad para unos a menudo significa estrés para otros tantos. Sudores por el calor, sudores por el fogón. Pobre camarero del chiringuito de abajo... "dar cenas va a ser un lío"; advertía hace unos meses. Y así es, están a tope y los jefes no decidieron reforzar la plantilla para el verano. "La crisis, ya sabéis" era la respuesta a la queja de los trabajadores. Total a ellos les da igual, cuentan billetes manchados por el sudor de sus esbirros. A todo esto ha sido complicado comprar tabaco en plenos postres de la mesa dos, segundos de la cuatro, postres de la siete y cubatas de la ocho. Y es que la máquina no funciona, hay que pedir en barra.









He tardado un rato en ser vista al otro lado de la barra; tiempo suficiente para comentar con la mujer de al lado lo asqueroso del señor con bigote (y otras protuberancias) que aparece en el cajetilla de tabaco. Por lo menos para mí el agobio termina en cuanto consigo mi paquete de Marlboro (porque a estas horas ya no les queda ninguna marca más) y subo al apartamento a tirarme en la tumbona de la terraza... con tanto curro ajeno casi recuerdo que en mi puesto el jefe también olvidó reforzar la plantilla y que hace tres días yo sudaba casi igual que Pepe el del chiringuito.


Pepe, uno de los nombres del verano. Como el señor de las entradas a destiempo sueltas de brazo que han dado la vuelta al mundo. Gajes de ser la mano derecha de Mourinho; ese ser superior mas mediático que el mismísimo Papa. Porque gracias a Mou todo el planeta conoce a Tito Vilanova, incluso a Francesc; el bigotudo de piedra encargado de los túneles del Camp Nou. El Papa en Madrid y nada nuevo. Bueno sí, que ahora la policía aporrea a los indignados no por acampar en la calle y soñar con esa utópica democracia, ahora también por no tener fe en el señor. (Hablo de Dios; no del de los túneles del barça).




Más gente ha visto a Marcelo tirar al suelo al nuevo tesoro del Barça Fabregas que al Papa pasar por las calles de Madrid en su Papa-móvil (Frikísimo invento por cierto) . Es el fútbo
l, hace que la sociedad se divida en dos como pocas cosas lo consiguen ¿Barça o Madrid? No hay escapatoria posible. Aquella noche en esta urbanización se notó más que claro, porque se escuchaban tanto los goles y las quejas de ambos lados como hoy se escucha al señor de enfrente conversar con su hijo. El señor del minúsculo bañador se queja de que la carne hoy no es como era y repite una y otra vez que él no cena...






La gente está harta, pero ya no es como antes. No hay esa conciencia real de cambiar esta putrefacta sociedad. Somos conformistas, vagos... nunca el ser humano había tenido tanta distracción y tecnología a su alcance. El otro día escuche a un escéptico que decía que el pasaba de ir a votar porque si votar de verdad fuera importante; no nos dejarían hacerlo. Y en cierta parte creo que tiene razón...



L.G. y J.Ch.

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